La nueva película de Chris Kentis (Grind) es una producción de bajo presupuesto en la que además de la dirección, se ha encargado de firmar el guión, de montarla y de la fotografía de la misma.
Al ver el trailer en los cines, la película me interesó por diversos motivos:
Prácticamente se desarrolla en una única localización, con dos personajes, una situación no muy habitual y la esperanza de estar en tensión durante la escasa hora y veinte que dura la película. Pero una vez vista tengo que decir que me ha defraudado. Mucho se ha dicho sobre si era una mezcla entre Tiburón y The Blair witch project pero ni tiene la maestría de Spielberg y su saber del lenguaje cinematográfico, ni la revolución, inteligencia y tensión que provocó la película más rentable de la historia.
El problema también viene por la propaganda: en el trailer pudimos contemplar los típicos rótulos en los que varios críticos y periódicos nos ponían a Open Water como la máxima expresión artística de la tensión, y casi como una verdadera obra maestra.
Pues la película comienza con los pequeños problemas de la pareja por culpa del trabajo y como se marchan de vacaciones a hacer submarinismo. Una vez que emergen de las profundidades ven que no está el barco que los ha llevado hasta ahí. El inicio no está mal, es interesante aunque no demasiado ya que contiene algunas escenas que no vienen muy a cuento. Pero tras encontrarse en medio de alta mar y abandonados, los escasos cambios que se producen hacen que la película se diluya. Los puntos de cambio son bastante simples y lo que ocurre en cada acto viene a ser igual. Es cierto que si usas algo mucho tiempo pierde su efecto, pero se podía haber jugado más tiempo con los tiburones o con otros problemas que les ocurriesen. Una buena idea que aparece en escasos minutos es una breve discusión en la que se echan en cara problemas de su relación, como es el trabajo de ella y que por eso tuvieron que elegir estas vacaciones, pero ahí termina todo. La teoría de su autodestrucción por medio de su palabra más que por la naturaleza, hubiese estado interesante. Para terminar, tiene un final que deja bastante que desear.
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