Crítica de «La maldición de la flor dorada»

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Desencantado y aburrido. Así podría definirme tras haber visto la nueva película del gran Zhang Yimou.

La verdad, es que tenía muchas ganas de ver este nuevo trabajo, y pese a la virtudes que tiene «La maldición de la flor dorada«, no deja de ser una obra excesivamente larga y pesada.

La virtudes saltan a la vista, y nunca mejor dicho: la fotografía, la dirección artística, el diseño de producción y Gong Li, sobresalen y demuestran el talento que hay en esta producción. No puedo olvidarme también de Chow Yun Fat, aunque no destaca especialmente.

Cualquiera que vea esta película en un cine, quedará maravillado por las imágenes tan espectaculares y recargadas de una cultura tan lejana y ancestral, que combina los distintos valores cromáticos, de manera excepcionalmente bella.

Ver esos planos generales del exterior del palacio, los distintos trajes que llevan los personajes, la morada oficial en la que se hospeda el Emperador antes de llegar al palacio, esos paisajes rocosos en los que hay una batalla… En definitiva, un espectáculo visual por el que casi merece la pena acudir al cine, y digo casi, porque el mayor error o problema de esta cinta, es que se hace eterna.

Con un inicio en el que nos dan información, pero no acaba de pasar «nada», la historia se va haciendo cada vez más densa, a la vez que nos introducen nuevos misterios y dramas familiares, que intentan aliviar con pequeñas secuencias de acción demasiado coreografiadas, y que hace tiempo perdieron su gracia.

Creo que en la primera media hora de película, mucha gente se preguntó que qué demonios hacían en la sala, y si sería mejor intentar colarse en otra o en su defecto gastar el tiempo en algo más productivo. Sí, es muy fuerte esta apreciación, pero el panorama fue así.

Podría extenderme más, pero incluso la parte final, en la que empiezan a ocurrir grandes cosas, no nos deja con buen sabor de boca. Batallas que recuerdan por momentos a las de «El señor de los anillos«, pero sin la magia de éstas, para terminar con un final un tanto amargo (lo cual no es malo) pero que no provoca ningún sentimiento en el espectador, alejado ya desde hace muchos minutos, del espíritu y del sentimiento de esta peculiar familia real.

En definitiva, «La maldición de la flor dorada« se presenta como una opción para los amantes de Zhang Yimou, de Gong Li y de la espectacularidad visual. El resto mejor que se abstengan.

3 comentarios en “Crítica de «La maldición de la flor dorada»”

  1. Me llama la atención que nadie haga un solo comentario respecto del guión, del comercio de ideales del emperador, que en su día fué un simple comandante para llegar a gobernar, de la condición que se le impone al príncipe Jai para evitar su propia ejecución una vez derrotado. Y de su reacción incondicional ante el compromiso. La película está hecha por orientales no solo en cuanto a vistosidad escénica, sino también en cuanto al modo de conducir una linea de pensamiento que pretende poner de manifiesto el contraste entre la sumisión y el deber por una parte, y por otra parte entre la integridad y desde luego de un individualismo que no se espera de sociedades en que el individuo es absorbido por el beneficio global del sistema.
    Un saludo.

  2. De acuerdo para decir que unas cosas valen la pena.

    Pero cuando voy al cine, no es para mirar solamente los vestuarios o los colores o no sé que ! Voy esperando entrar en una historia, estar transportado por una magia (Fuimos lejos de levantarnos del suelo: al contrario casi nos hundimos!). Eso viene cuando la pelicula es un «todo», una obra ARTISTICA: lo que le falta a esta.

    No pude evitar reir al final por tanto trabajo y esfuerzos perdidos. Una lastima !

    No se hace un RAN o EL GLADIADOR (probaron muy a menudo utilisar efectos de musica similares pero sin exito) o LA CASA DE LAS DAGAS VOLADORAS, etc.

    Como en la cocina: los ingredientes no alcanzan para lograr hacer un buen plato.

    (Laurent)

  3. Hola Anna y Laurent.

    La verdad, es que vuestros comentarios son acertados.

    A mi cada vez me gustan menos o no acaban de llenarme las películas orientales.

    Y eso que esta venía precedida de grandes nombres y demás.

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