Crítica de «300»
Por fin ha llegado a nuestras pantallas «300«, otra novela gráfica de Frank Miller, que se transforma en imágenes, tras la excepcional «Sin city« de Robert Rodríguez.
Zack Snyder, quien nos encandiló con «Amanecer de los muertos«, vuelve a conseguir que la gente esté detrás de él, y ya se le empieza a llamar director de culto.
El argumento de «300« es sencillo, Leónidas, rey de Esparta, acude junto a trescientos guerreros a defender el inminente ataque de las tropas persas de Jerjes. Para ello, y ante la abismal diferencia numérica de las tropas, acude a un punto estratégico de su geografía, el paso de las Termópilas.
A partir de aquí, y con otras líneas argumentales en medio, Leónidas y los suyos, nos ofrecen unas espectaculares batallas, mostrándonos que los guerreros espartanos están hechos de otra pasta, y más aún, cuando vemos los rituales a los que son sometidos en su juventud.
Snyder y Miller nos dan la posibilidad, junto a los efectos técnicos y visuales, de ver una nueva manera de hacer cine y de plasmar esa particular visión.
Escenas de una plasticidad bellísimas, así como otras más crudas, conforman esta obra, en la que los combates se mueven a caballo entre la cámara lenta y otros trucos, que harán las delicias de todos los aficionados a las películas épicas.
Hay otros detalles que destacar, como el reparto, encabezado por Gerard Butler (Leónidas), Lena Headey (la reina Gorgo) y David Wenham, quien vuelve a este tipo de películas tras encarnar a Fáramir en «El señor de los anillos«.
Un punto negativo es el excesivo amaneramiento del Rey/Señor de los persas, Jerjes, interpretado por Rodrigo Santoro, quien, a parte del negativo doblaje, se nos muestra en alguna situación un tanto cómica, en la que el rey espartano le da la espalda, al tiempo que este dominador del oriente, le pone sus manos en los hombros y le suelta una perla de diálogo.
Salvo esto, y alguna criatura que podría estar más conseguida, véase al jorobado espartano, el diseño de vestuario, la dirección artística y sobre todo la imagen y estilo visual conseguido, hacen de «300« una película que nadie debe perderse.